Artista del tantra sexual

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En la tradición hindú, el tantra es un camino esotérico de sanación y realización física, emocional y espiritual que tiene como fundamento la utilización del deseo como herramienta principal en la consecución de tales objetivos. El corpus doctrinal de la filosofía tántrica se encuentra recogido en una serie de escritos recopilados bajo el epígrafe Tantra, fechados en su mayoría en el siglo VI antes de Cristo. De acuerdo con la tradición, se trata de revelaciones pronunciadas por el mismo Shiva, dios de la destrucción en el panteón hindú –destrucción como concepto no negativo, sino necesario-, a modo de enseñanzas dialogadas con su esposa Devi, quien adopta funciones de discípula, amante, madre y diosa. Estos textos suelen aparecer distribuidos en cuatro apartados: ‘jñana’ o conocimiento, ‘yoga’ o práctica, ‘kriya’ o acción y ‘charya’ o conducta.

El objetivo de esta filosofía es el despertar del individuo a un estadio de conciencia superior por medio de su reintegración en la pura conciencia primordial; es decir, la liberación total del individuo que, mediante el camino del tantra, alcanza su esencia pura. Esta corriente se posiciona en contra de los principios védicos precedentes, que incentivaban ideas como el ascetismo, la meditación y el rechazo del mundo material, para potenciar en cambio el concepto de deseo como vehículo para alcanzar la iluminación. El Tantra yoga, desarrollado en el siglo IV después de Cristo y que comenzaría a cobrar especial preeminencia a partir de ocho siglos más tarde, destaca para ello el equilibrio y la combinación entre la energía espiritual, la meditación, el amor físico y emocional, la inteligencia, la creatividad y la sexualidad, que poseerán manifestaciones prácticas como la danza el masaje y el acto sexual.

 

¿En qué consiste el sexo tántrico?

 

Dentro de las prácticas del tantra moderno, la vía más conocida de alcanzar el éxtasis -y quizás mitificada, sinplificada o malinterpretada-, promocionada por famosos como el cantante Sting, es la de la experiencia sexual. No se trata de una experiencia que solo puedan alcanzar un reducido número de eruditos y místicos, sino que está en la mano de cualquiera que posea la mente abierta y el deseo profundo de aprender y explorar los límites de su conciencia y su espíritu. De hecho, gracias a su popularidad ha aparecido recientemente un amplio e interesante catálogo de cursos de tantra en Barcelona, Madrid y otras ciudades españolas.

El sexo tántrico no es una práctica relacionada con el sexo tradicional, entendido como actividad reproductiva o de simple ocio y en exceso encadenada a la eyaculación como manifestación física, ni un ensayo de
posturas dificultosas para amenizar una velada con la pareja. Hay que dejar de lado todas las pautas y conductas relacionadas con el sexo clásico y un buen número de ideas preconcebidas y erróneas para iniciarse en el sexo tántrico. Como indica su fama, el sexo tántrico encuentra se esencia en encuentros sexuales prolongados y profundos, en los que la sensualidad y la conexión espiritual con el compañero desempeñan un papel fundamental, ya que el objetivo, como se indica, no es la eyaculación, que siempre significa una pérdida de esencia vital que el cuerpo tan solo debería tolerar una vez al mes, sino que consiste en el intercambio de energía y en la liberación mental, emocional y espiritual. De ahí que, a la hora de realizar el acto sexual, uno al mes, y en el cual debe primar la calidad, debería ser suficiente para alcanzar el éxtasis.

Dentro de este proceso de alcanzar la satisfacción extática y liberadora, el ritual forma una parte imprescindible. Es necesario preparar el terreno para incentivar los sentidos por medio de velas perfumadas y una luminosidad moderada que exacerbe la sensualidad del momento, el adecuado silencio, así como deshaciéndose de elementos que puedan incomodar o trabar la práctica sexual. Vivir la experiencia desde en profundidad y a conciencia exige tiempo y espacio. Mejor, anula tus citas para la tarde.

Desapercibida o atropellada en el sexo tradicional, la respiración es un punto clave del sexo tántrico. Sentados en el suelo o acomodados en la cama, la pareja puede fundir sus cuerpos en uno rodeándose con las piernas. En esta postura compartida, las exhalaciones e inhalaciones deben acompasarse. Cerrando los ojos, este es el primer paso para depurar la mente.

Las caricias y los masajes son el punto de partida para iniciar la exploración meticulosa y delicada del cuerpo de nuestro compañero, así como una fuente de placer generosa y cálida. No hay límite de tiempo para conocer al detalle a su amante. Es la respiración la que marca el ritmo de los besos, primero sin contacto, luego a través de la geografía del cuerpo, como otra herramienta de cartografía humana. Los genitales no tienen aquí la prioridad, pero son un buen destino para reposar. De igual manera, la penetración es un paso más en la experiencia, y no un objetivo en sí mismo. Por tanto, en principio es un complemento a la exploración, al desarrollo de las caricias y al acompasamiento de besos y respiraciones. Primero inmóvil y a la espera, más tarde sincronizado en sus movimientos con la cadencia de los cuerpos. La mujer sentada a horcajadas sobre el hombre, también sentado, es una buena manera de comenzar.

La técnica amatoria es indispensable. En esta postura, inspirada en el dominio sexual de la diosa Kali sobre el desprevenido dios Shiva, el movimiento pélvico de la mujer o el empleo de los músculos internos de la vagina son cuestiones de enorme relevancia y que pueden aprenderse o perfeccionarse con un poco de atención, lo que, con el tiempo, le pueden convertir en dueña y señora de su placer. Un ejercicio, por ejemplo, consiste en la contracción y relajamiento del esfínter anal y el segundo anillo muscular, atrayendo ambos hacia el interior y la parte superior de la región de forma lenta y gradual, con la inserción paulatina de un objeto cilíndrico que simule el pene masculino. La constancia y la repetición continuada en el tiempo llevan a la maestría. 
En el sexo tántrico, la respiración y las caricias son las que deben marcar el ritmo y no al revés, lo que incluye mantenerse atentos para no derivar en una eyaculación repentina y frustrante. En cualquier caso, la presión sobre la zona del perineo, que se encuentra entre el saco escrotal y el ano del hombre, es una excelente técnica de contención. El orgasmo ha de llegar solo cuando ambos amantes se encuentren física, emocional y espiritualmente preparados. Y no siempre ligado a la eyaculación, puesto que el sexo tántrico es una práctica no eyaculatoria con el fin de lograr el desarrollo espiritual y la iluminación –el paraíso cerebral del orgasmo, y no el mero goce físico –un espasmo repentino y aparentemente saciador-. Es el orgasmo extático, más prolongado, profundo y realizador.

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