Artesanos del cristal

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El cristal, como el vidrio, es un material noble que ofrece muchas posibilidades a los artesanos. Con él se pueden realizar desde piezas de vajilla o sencillos objetos decorativos a auténticas obras de arte. Se trabaja con antiguas técnicas artesanales que se han ido transmitiendo de generación en generación hasta nuestros días, a las que se han sumado nuevas técnicas que aportan mayores libertades creativas.

A menudo se confunde el cristal con el vidrio, pero no son lo mismo, como no es lo mismo tampoco la composición de una copa que la de una botella. El cristal es una calidad de vidrio que incluye un contenido muy alto de óxido de plomo, un compuesto que se emplea para lograr unas características determinadas de brillo y sonido. En realidad, el término cristal utilizado a veces como sinónimo de vidrio no es estrictamente científico, puesto que este material no tiene estructura cristalina, sino que es un sólido amorfo. El cristal, como el vidrio, contiene arena de sílice, carbonato de sodio y caliza, a los que se añade el óxido de plomo. Todos estos materiales mezclados se funden y se soplan a mano para dar a la pieza una forma específica. También se puede modelar la pieza en una máquina. El óxido de plomo contribuye a que aumente el índice de refracción del material resultante, de lo que en última instancia depende el brillo. La cristalería incluye una amplia gama de productos, entre los que destacan los vasos y las copas (por ejemplo, copas para gin tonic), pero también otras piezas, como los decantadores para vino, etc.

Una de las labores artesanales de mayor tradición es el grabado en cristal. El tallado a mano de objetos de cristal permite conseguir decoraciones de gran belleza. Este trabajo se puede realizar copiando un dibujo original en la pieza (por ejemplo, una copa) mediante puntas grabadoras de diamante o carburo de silicio que producen abrasión en el cristal. El tallado de figuras en los cristales se puede realizar igualmente mediante piedras de esmeril, que actualmente se adaptan a taladradoras eléctricas convencionales. Esta tecnificación hace más rápida la ejecución de unos trabajos, que antes eran mucho más lentos y laboriosos, pero que no dejan de ser siempre delicados. Las piezas de cristal también se pueden decorar con calcomanías elaboradas con gelatinas vitrificables, que se integran de forma indeleble en el cristal por la acción del calor de un horno.

Cristales de Bohemia y Murano

El cristal se ha venido produciendo de forma artesanal desde hace muchos siglos. Entre los ejemplos más notables están las cristalerías de bohemia y las venecianas. Los cristales de Bohemia se fabrican desde la Edad Media en las regiones de Bohemia y Silesia, que se encuentran en la República Checa y Silesia, respectivamente. Este tipo de cristal se ha caracterizado desde antiguo sobre todo por su transparencia y por el grabado y tallado que se aplica a algunas piezas. Destacaron sus elegantes copas, grabadas y cortadas en facetas. Durante el Barroco se produjeron notables piezas artísticas de cristal de Bohemia. Las piezas de este tipo de cristal se siguen tallando hoy a mano de forma artesanal, sin recurrir a la producción en serie. Muchas de la figuras creadas son símbolos tradicionales. Por ejemplo, las estrellas y la luna representan el cielo, la bendición, el cisne, la gracia, el búho, la sabiduría, las aves, la alegría y el júbilo.

El centro de producción del cristal veneciano ha sido desde la Edad Media la pequeña isla de Murano, situada al norte de la ciudad de Venecia. Aunque los artesanos vidrieros tenían prohibido dar a conocer los secretos de su arte y abandonar Venecia, muchos se establecieron en otros países. Durante mucho tiempo, hasta el siglo XVII, los venecianos dominaron el mercado del vidrio en Europa. Hoy, los artesanos de este lugar siguen produciendo a mano objetos de cristal que tienen una gran demanda.

En España destacó Real Fábrica de Cristales de La Granja, construida en el siglo XVIII en el Real Sitio de San Ildefonso (Segovia). A partir de 1746 se fabricaron allí cristales labrados (o franceses), que incluían plomo en su composición. El edificio que actualmente se conserva fue construido entre 1770 y 1773 para la fabricación de cristales planos. La producción dejó de estar activa en la década de 1960, pero posteriormente el edificio fue recuperado para instalar allí el Museo Tecnológico del Vidrio, la Escuela del Vidrio y el Centro de Investigación y Documentación Histórica del Vidrio.

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