Si te apasiona la pintura o el dibujo antes o después tendrás que ponerte delante del lienzo a realizar un retrato, porque es una de las obras tradicionales y a las que se debe enfrentar cualquier artista. Por eso en este artículo hemos reunido algunos consejos que te serán de gran ayuda para pintar un retrato.
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Elige bien la fotografía o postura del modelo
El primer consejo para pintar un buen retrato es escoger bien la fotografía o postura del modelo. Cada vez menos se tiene al modelo posando para poder plasmarlo en el retrato. Es mucho más cómodo elegir una buena fotografía de la persona para poder comenzar a dibujar.
¿Pero qué hay que tener en cuenta a la hora de escoger la foto? Pues el primer aspecto es que la fotografía debe ser de calidad, porque así podrás apreciar los detalles del rosto como pecas, arrugas o marcas de expresión.
Pero también se debe intentar escoger una foto en la que el modelo tenga una buena postura y por supuesto salga bien. En cualquier caso, hay que olvidar las típicas fotografías para documentos oficiales porque las personas salen serias y totalmente rectas.
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Presta importancia a las luces y sombras
A la hora de pintar un retrato son muy importantes las luces y sombras. Porque es lo que permite dotar de vida y personalizar el lienzo.
También es importante en el punto anterior tener en cuenta este aspecto y elegir una foto en la que la persona sea bien visible para poder reflejar todo el retrato y darle vida con las luces y sombras.
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Escoge los materiales
A la hora de pintar un retrato hay que escoger de manera adecuada los materiales. Porque optar por un material u otro aportará unas características a la obra.
“Como profesional de los retratos ofrezco las obras en diferentes técnicas, siendo las principales carboncillo, lápiz, pastel y al óleo. Los retratos al carboncillo son los más económicos y destacan porque tienen una estética similar al boceto pero presentan contrastes fuertes. Mientras que en retratos a lápiz opto por el lápiz de sepia clara porque posee la máxima resistencia a la luz y es ideal para el retrato fino y detallado. Los retratos con pastel son a todo color y ofrecen pureza, vivacidad y frescura, además de la profundidad y la superficie de textura aterciopelada de la pintura. Y por último los retratos al óleo es la técnica más duradera porque las obras pueden perdurar durante mucho tiempo con una gran calidad”, explica Eugeni Cabiró, artista especializado que realiza retratos por encargo en estas cuatro técnicas.
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Ten en cuenta el encaje
El encaje es otro aspecto importante para pintar un buen retrato. Esto consiste básicamente en que se debe encajar con acierto la figura en el lienzo, porque si se encaja mal se puede perjudicar al resultado a pesar de que el dibujo esté bien.
Así, según los especialistas el encaje adecuado de un retrato deja un pequeño espacio entre la parte superior y la cabeza del modelo y otro espacio en la zona hacia la que mira la persona. Pero no hay que pasarse con los espacios, no hay que dejar mucho, tampoco el suficiente para que haya zonas vacías en la pintura.
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¿Fondo simple o detallista?
El fondo es un elemento importante en cualquier tipo de pintura. En el caso de un retrato lo normal es optar por un fondo simple, pero también se puede apostar por un fondo detallista o especial. Pero nunca hay que olvidarse que el protagonista de la pintura es el modelo porque toda la atención debe recaer sobre esa persona.
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Pinta lo que ves
Un consejo que debes seguir si quieres ser un buen retratista es pintar lo que ves. Es decir, que intentes reflejar la esencia de esa persona. No intentes mejorar su belleza porque entonces dejará de ser un retrato.
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No dudes en darle tu toque
A la hora de realizar un retrato muchos artistas optan por ser bastante comedidos. Sin embargo, no debes dudar en dar tu toque personal o poner un poco de creatividad a la obra. Porque a lo largo de la historia los retratos han sido un obra tradicional, pero en la que los autores famosos no han dudado en poner su sello personal a las obras. Tan sólo hace falta echar un vistazo a los retratos más famosos de la historia porque sin leer el autor se sabe quién es el artífice de la obra.