El calor seco de la sauna ha acompañado a la humanidad durante siglos. Desde los rituales finlandeses hasta las adaptaciones modernas en hoteles, spas y viviendas particulares, la sauna es mucho más que un espacio de relajación: es un entorno diseñado con precisión para cuidar el cuerpo y la mente. Sin embargo, detrás del confort de sus paredes recubiertas de madera se esconde un trabajo minucioso de diseño, ventilación, seguridad y ergonomía.
La pregunta clave es: ¿cómo debe diseñarse correctamente una sala para sauna? No basta con instalar un calefactor y cubrir las paredes. Se trata de un proceso integral que involucra conocimientos de arquitectura, materiales, ventilación, aislamiento y, por supuesto, de las tradiciones culturales que han moldeado este espacio.
Este reportaje analiza de manera detallada cada aspecto a tener en cuenta a la hora de proyectar y ejecutar el diseño de una sala de sauna, ya sea en un spa profesional o en una vivienda privada.
La sauna: un espacio con historia
El diseño de una sauna no puede entenderse sin su historia. En Finlandia, donde se popularizó, la sauna no era solo un lugar de sudoración, sino también un espacio de socialización, purificación y hasta nacimientos. La sencillez de las primeras estructuras de madera fue evolucionando hacia habitaciones cuidadosamente acondicionadas, en las que el calor y la ventilación se equilibraban con precisión.
Hoy, el diseño de una sauna oscila entre dos polos: respetar la tradición escandinava y adaptarse a la modernidad con sistemas eléctricos, domótica y materiales innovadores.
El espacio ideal: dónde ubicar una sauna
El primer paso en el diseño es decidir dónde se instalará la sauna. Este factor condiciona todo lo demás.
- En viviendas particulares
- Puede colocarse en sótanos, áticos, terrazas o incluso como módulo independiente en el jardín.
- Se recomienda situarla cerca de un baño o zona de duchas para complementar la experiencia con agua fría.
- En spas y hoteles
- Suelen formar parte de un circuito de bienestar, junto con baños de vapor, piscinas y salas de descanso.
- El diseño busca flujos de circulación cómodos y diferenciación de ambientes.
- Espacios exteriores
- Saunas de madera independientes en jardines o junto a lagos, siguiendo la tradición finlandesa.
- Aquí es clave la resistencia a la intemperie y la integración paisajística.
Dimensiones y ergonomía
El tamaño de la sauna depende del número de usuarios y del espacio disponible. Como regla general:
- Pequeñas (2-4 personas): 1,5 x 1,5 metros.
- Medianas (4-6 personas): 2 x 2 metros.
- Grandes (más de 8 personas): a partir de 2,5 x 3 metros.
La altura mínima debe rondar los 2 metros, pero se recomienda un poco más para garantizar buena circulación del aire caliente.
La ergonomía también es esencial: los bancos deben diseñarse a diferentes alturas (al menos dos niveles), ya que el calor se acumula arriba y ofrece al usuario la posibilidad de elegir la intensidad.
Materiales: el corazón de la sauna
Uno de los aspectos más delicados del diseño es la elección de materiales, que deben resistir altas temperaturas, humedad intermitente y al mismo tiempo transmitir calidez estética.
- Madera
- Abeto nórdico: tradicional y económico.
- Cedro rojo: muy usado en saunas de lujo por su aroma y durabilidad.
- Álamo: no se sobrecalienta fácilmente, ideal para bancos.
- Haya y abachi: resistentes y de tacto agradable.
La madera debe estar tratada para evitar astillas y nunca barnizada en el interior, ya que el calor liberaría compuestos tóxicos.
- Aislamiento térmico
- Se utilizan lanas minerales (roca o vidrio) recubiertas con papel de aluminio para reflejar el calor hacia dentro.
- El aislamiento correcto reduce consumo energético y mantiene una temperatura uniforme.
- Revestimientos exteriores
- Pueden ser de madera, piedra o incluso azulejo en spas modernos.
- Su función es estética y de integración con el entorno.
El sistema de calefacción
El alma de la sauna es su fuente de calor. Existen tres grandes opciones:
- Estufas de leña
- La opción más tradicional.
- Generan un calor suave y un ambiente cargado de autenticidad.
- Requieren salida de humos, lo que limita su instalación en viviendas urbanas.
- Calefactores eléctricos
- Los más comunes en entornos domésticos y comerciales modernos.
- Fáciles de instalar y controlar mediante termostato.
- Alcanzan rápidamente temperaturas de entre 70 y 100 grados.
- Infrarrojos
- Una alternativa que no genera el calor clásico de la sauna finlandesa, sino radiación directa al cuerpo.
- Suelen recomendarse por beneficios terapéuticos, aunque no son consideradas “sauna” en sentido estricto.
En todos los casos, las piedras volcánicas cumplen una función fundamental: acumulan calor y permiten verter agua para generar vapor (löyly en finés), aumentando la sensación de humedad.
Ventilación: el detalle invisible
Un error frecuente en el diseño de saunas es descuidar la ventilación. Una correcta circulación de aire asegura oxigenación, evita acumulación de dióxido de carbono y mantiene estable la temperatura.
- Entrada de aire fresco: situada cerca del calefactor, a unos 20-30 cm del suelo.
- Salida de aire: en la pared opuesta, a 1,5-2 metros de altura.
- Rejillas ajustables: permiten regular el flujo según el número de usuarios.
Un sistema de ventilación mal diseñado puede generar mareos, incomodidad o incluso riesgos de salud.
Iluminación y ambiente
La sauna no es solo calor, también es atmósfera. La luz debe contribuir a la relajación:
- Iluminación indirecta con tiras LED protegidas contra el calor.
- Colores cálidos que refuercen la sensación acogedora.
- Opciones de cromoterapia en spas modernos.
- Evitar luces directas o demasiado intensas.
Algunos diseños incorporan incluso tragaluces para aprovechar la luz natural, especialmente en saunas de exterior.
Diseño de bancos y ergonomía interior
El mobiliario debe facilitar distintas posturas y resistir el uso intensivo:
- Bancos escalonados: permiten al usuario elegir entre calor moderado (niveles bajos) y calor intenso (niveles altos).
- Espacios de descanso: superficie suficiente para tumbarse, especialmente en saunas grandes.
- Respaldo ergonómico: mejora el confort en sesiones prolongadas.
La madera utilizada debe ser de baja conductividad térmica para evitar quemaduras al contacto directo con la piel.
Seguridad: un aspecto innegociable
Una sauna mal diseñada puede ser peligrosa. Los principales elementos de seguridad son:
- Termostatos y limitadores que eviten sobrecalentamiento.
- Puertas con apertura hacia afuera y sin pestillos interiores.
- Vidrios templados en puertas o ventanas para soportar diferencias de temperatura.
- Superficies antideslizantes en zonas de acceso.
- Sistema eléctrico homologado para soportar calor y humedad.
En saunas públicas, la normativa exige además señalización de tiempos máximos recomendados y presencia de botones de alarma.
Complementos y experiencia sensorial
El diseño de una sauna no termina en lo estructural. Los accesorios marcan la diferencia:
- Cubos y cucharas de madera para verter agua sobre las piedras.
- Relojes de arena o temporizadores.
- Aromaterapia con aceites esenciales (eucalipto, pino, lavanda).
- Toalleros y percheros accesibles.
- Sistemas de música ambiental integrados.
Cada detalle contribuye a la experiencia integral de relajación y bienestar.
Errores frecuentes en el diseño de una sauna
Según nos cuentan los expertos de Saunas Luxe desde su blog, muchos proyectos fracasan por no considerar aspectos básicos:
- Uso de maderas inadecuadas que se deforman o emiten resinas.
- Mala ventilación que genera sensación de ahogo.
- Aislamiento insuficiente que dispara el consumo energético.
- Falta de espacio para el enfriamiento posterior (duchas o piscina fría).
- Ignorar normativas eléctricas o de seguridad.
Un diseño correcto evita estos problemas desde el inicio.
Coste de diseño e instalación
El precio varía según el tamaño, materiales y sistema de calefacción:
- Saunas domésticas pequeñas: desde 2.000-3.000 euros.
- Saunas medianas de calidad: entre 5.000 y 10.000 euros.
- Saunas de lujo o profesionales: a partir de 15.000 euros.
A ello se suma el coste energético, que depende del uso y del sistema elegido. Una sauna bien aislada puede reducir notablemente la factura eléctrica.
Tendencias modernas en diseño de saunas
La sauna del siglo XXI combina tradición con innovación:
- Domótica integrada: control de temperatura y tiempo desde el móvil.
- Diseño minimalista: líneas limpias, maderas claras y superficies acristaladas.
- Saunas panorámicas: grandes ventanales que integran la naturaleza en la experiencia.
- Saunas híbridas: combinan calor seco y vapor en un mismo espacio.
- Materiales sostenibles: maderas certificadas y sistemas energéticamente eficientes.
El ritual más allá del diseño
Diseñar una sala para sauna no es solo una cuestión técnica: es recrear un ritual cultural. El calor, la madera, el agua y el silencio forman un ecosistema pensado para la purificación y la calma.
En Finlandia, tras la sesión de sauna es habitual sumergirse en agua helada o en la nieve. En entornos urbanos, las duchas de contraste o las piscinas frías cumplen esa función. Por eso, el diseño debe prever zonas complementarias de enfriamiento y descanso.
Un diseño para el bienestar
Diseñar una sala de sauna es un arte que une tradición, técnica y bienestar. Implica una planificación meticulosa: elegir el espacio adecuado, seleccionar materiales resistentes, garantizar ventilación y seguridad, y al mismo tiempo cuidar la estética y la experiencia sensorial.
Más allá de una simple sala caliente, la sauna es un espacio cultural y terapéutico que requiere precisión en cada detalle para ofrecer al usuario una experiencia auténtica, saludable y segura.
En un mundo cada vez más acelerado, donde el estrés y la fatiga son comunes, la sauna se mantiene como un refugio atemporal. Y su diseño correcto es la clave para que cada sesión sea no solo placentera, sino también beneficiosa para el cuerpo y el alma.