Empecemos por el principio: ¿qué es la traducción? El Diccionario de la Real Academia Española (RAE) define traducción en primer lugar como: “Acción y efecto de traducir”. Aunque tan solo es una de sus cinco clasificaciones, ya que también establece en este sentido “obra del traductor”; “interpretación que se da a un texto”; y “empleo, dentro de la cláusula, de un mismo adjetivo o nombre en distintos géneros, números o casos, o de un mismo verbo en distintos modos, tiempos o personas”, porque la otra definición poco tiene que ver con el motivo de este artículo.
Cuando leemos un libro que inicialmente no está escrito en nuestro idioma tenemos que pensar que detrás del novelista y las correcciones de la editorial ha pasado por las manos de un traductor. Una persona que ha plasmado sus habilidades traductoras en el libro y que gracias a él estamos disfrutando de cada una de las letras que aparecen en las páginas de un libro. Ha conseguido que el concepto de la obra del escritor sea plasmado en otra lengua o idioma diferente.
En muchas ocasiones oiremos que el libro traducido es incluso mejor que el original, a pesar de que en muchos casos pensamos que los traductores se limitan a transcribir cada palabra para que tenga el mismo sentido que en el idioma original. Sin embargo, no es así porque en muchas ocasiones incluso se mejora la redacción del libro en su lengua madre. Así que en estos casos no podremos negar que la traducción puede considerarse sin ninguna duda un arte.
También los traductores tienen que transcribir poemas, una de las ramas más difíciles de esta profesión porque si únicamente los expertos tradujesen cada palabra no rimarían, ni tendrían la misma forma que los versos originales. Además, tienen que intentar que la traducción genere los mismos sentimientos y pensamientos que ha plasmado el autor en su lengua, una tarea realmente complicada.
En definitiva, al igual que un cantante con su voz, un pintor con su pincel, un actor con sus gestos, o un músico con su instrumento hacen arte, un traductor crea obras artísticas con la interpretación y traducción. Ya es hora que la traducción tenga un puesto reconocido entre las otras artes.
Otro ámbito de la traducción consiste en la transcripción de documentos oficiales y se denomina traducción jurada, pública, oficial o certificada. Se realiza por traductores reconocidos por instancias oficiales y llamados, por este motivo peritos traductores, traductores certificados o jurados.
En la empresa Jti están especializados en la traducción jurada, ya que esta compañía está formada por un extenso y selecto equipo de traductores jurados oficiales nombrados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y especializados en las traducciones juradas oficiales de: títulos, escrituras públicas, contratos privados, certificados de defunción, balances financieros, resoluciones judiciales, pólizas de seguros, dictámenes médicos, informes técnicos, permisos de residencia, etc.
En JTI ofrecen a sus clientes el mejor servicio de traducción jurada, fruto de más de 8 años de experiencia como grupo de traductores jurados.
Los profesionales traductores jurados oficiales de JTI han conseguido que esta empresa ya sea un referente en este sector a nivel nacional.
Traducción en más de 30 idiomas
En JTI traducen diariamente a más de 30 idiomas: Alemán, árabe, bielorruso, búlgaro, catalán, checo, chino, coreano, croata, danés, euskera, finés, francés, gallego, griego, hebreo, húngaro, inglés, italiano, japonés, latín, lituano, macedonio, neerlandés, noruego, persa, polaco, portugués, rumano, ruso, serbio, sueco, ucraniano…
Entre los servicios que ofrecen en JTI se encuentran además: traducciones de páginas web; licitaciones; folletos, flyers o trípticos; balances financieros y cuentas anuales; e instrucciones de uso o manuales.