Son muchas las maneras que tiene una persona para demostrar ser un artista. Lo puede hacer a través de técnicas tan tradicionales como la pintura o la literatura. También a través del cine o del teatro. También, por qué no, de la escultura y la arquitectura. La verdad es que las manifestaciones artísticas de las que disponemos en la sociedad son muchas y muy variadas y esta es una buena noticia porque permitirá que conviva una cantidad mayor de estos artistas. Eso siempre será sinónimo de salud para cualquier tipo de municipio, región o país.
Hay formas de arte que quizá no son tan conocidas como las que os acabamos de comentar y cuyos protagonistas rara vez cuentan con el apoyo o el reconocimiento de la gente. Una de esas técnicas a las que nos referimos es la que tiene que ver con la forja del hierro o metal, que ha permitido la elaboración de numerosas piezas de valor incalculable y que, desde luego, también deberían ser consideradas como obras de arte teniendo en cuenta su enorme belleza y también el grado de dificultad que conlleva su elaboración.
Hay algo que cada vez tenemos más claro y es que la elaboración de piezas de hierro o metal también puede ser considerada como arte. Son muchos los ejemplos de ello y las personas que, a través de técnicas como la forja o la fundición han elaborado piezas que son prácticamente de museo. Además, la mejora de las condiciones de seguridad en este tipo de trabajos ha mejorado de manera notable según nos han comentado los profesionales de Ibertronix, una entidad dedicada a la venta de sistemas termográficos para tener más controlado lo que sucede en el interior de un horno en el que se trabaja con metal. Este aspecto ha sido clave para la irrupción de nuevas personas que pretenden hacer arte con la fundición de hierro o metal.
Lo que hemos comentado en el párrafo anterior es de una importancia brutal en lo que tiene que ver con la aparición de nuevos artistas dentro de esta materia y con la promoción de este tipo de arte. Y es que, con estas condiciones, seguro que muchas más personas se animan a practicar un arte como el que está relacionado con la fundición y se animan a formar parte de diferentes proyectos. Cuanta más gente, más fácil será que este tipo de proyectos obtengan algún tipo de subvención o ayuda por parte de las administraciones públicas.
Lo que al menos debería existir es un reconocimiento por parte de la sociedad. Es cierto que cada arte tiene su dificultad y que precisamente por eso conseguir emitir una obra tiene un mérito teniendo. Pero hacerlo con un material como lo es el hierro es si cabe más espectacular y más difícil. Por eso es importante que los ciudadanos y ciudadanas seamos capaces de valorar obras de este tipo que terminarán siendo un reclamo para los turistas que acudan a nuestro país.
Un sector, el del metal, que sigue muy vivo
Son muchas las personas que llevan tiempo pensando que las actividades relacionadas con el metal vienen viviendo un periodo de depresión que ya se extiende durante muchos años. Lo cierto es que la realidad es la contraria. Este sector sigue muy vivo y lo demuestran los datos. Según el IDEPA, el número de personas que se dedican al sector del metal está próximo a 800.000, lo que pone de manifiesto la tremenda importancia de esta actividad todavía a día de hoy. Si, además, atendemos a la cifra de negocio que aparece en la columna de la derecha del segundo gráfico en ese enlace que os acabamos de proporcionar, os daréis cuenta de que también es realmente importante.
Una gráfica que fue publicada en el portal web Statista informaba de cuál es la distribución de los trabajadores del sector del metal. De esos casi 800.000 empleados de los que os hemos hablado, 223.000 se dedican propiamente a la fabricación de instrumentos y objetos metálicos, lo cual ofrece una idea del enorme volumen de trabajo que es necesario para sacar adelante la producción ligada a esta actividad. Como para afirmar que este sector está en crisis no es, desde luego.
Que este sector funcione es de vital importancia para la sociedad y, desde hace algunos años, para el arte de nuestro país. Sus trabajadores, a fin de cuentas, son pequeños artistas que hacen fácil la elaboración de piezas de una gran complejidad. El Estado debe poner de su parte para hacer posible que haya también una importante oferta artista en un país como el nuestro. Eso nos permitirá captar la atención de propios y extraños y seguir promocionando el arte, una labor que sigue siendo imprescindible para entender nuestra historia como país.