El catering ha dejado de ser arte menor

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La gastronomía es un Arte. Aunque no esté reconocida como tal. Y dentro de ese Arte, ocurre como en las demás artes, que existen varias modalidades. Igual que en el cine o la literatura existen los géneros, en la gastronomía existen la alta cocina, la repostería o el catering, por ejemplo. La teoría, confieso, no es mía. La escuché en un reportaje sobre un encuentro de profesionales de la cocina. Esta empresa de catering en Madrid se encargaba de hacer una presentación de su trabajo en una especie de concurso y, en la introducción, en la que tenía que vender su marca y cuáles eran sus inquietudes dentro del sector gastronómico, comenzó con esta teoría que, cuanto menos, es muy suculenta.

Y si la gastronomía es un Arte, con mayúscula inicial y palabras mayores, se puede hablar del catering como una de las nuevas tendencias con mayor potencial de convertirse en disciplina a tener en cuenta. Muchos son ya los que contratan este servicio para sus eventos, ya sean bodas, bautizos, comuniones o reuniones de empresa, entre otros. Tal vez ese aumento de la contratación haya propiciado que haya tenido lugar también un aumento de la variedad y de los cocineros entregados a esta práctica, que ha revolcado la imagen que se tenía de ella en años anteriores para convertirse en un referente de cómo se puede hacer gran cocina con no demasiados alardes.

Históricamente, el catering ha servido a las empresas para ofrecer una alternativa a sus trabajadores a la hora de la comida sin que el invento se fuese demasiado de precio. Conectada a una cocina más tradicional, los cocineros y cocineras de esta modalidad se prestaban a la cocina de platos ricos en nutrientes y en un menú equilibrado mediante el que los trabajadores de la plantilla mantenían la dieta equilibrada durante los cinco días laborales de la semana. Prácticamente, esa era la mayor aplicación de esta modalidad. Por lo tanto, lo más normal era encontrarse a una empresa de catering en Madrid, Barcelona o cualquier ciudad que tuviese un fuerte entramado empresarial.

Otro de los grandes terrenos del catering siempre han sido las celebraciones suntuosas, es decir, bodas, bautizos y comuniones (la triada denominada por los profesionales del sector como BBC). A menudo se contrataba, y se sigue haciendo hoy en día, un servicio de catering para que ofreciese su profesionalidad tanto en el clásico cóctel previo a la recepción de los novios, en el caso de las bodas, antes de subir al salón a disfrutar del menú y la celebración de la fiesta.

Sin embargo, la actualidad hace mella en todos los sectores, también en el catering, lo que conlleva una modernización en los últimos años. Las empresas de catering, más enfocadas antiguamente a este tipo de celebraciones, han abierto sus miras. Ahora es normal que una empresa ofrezca servicios de catering a domicilio en Madrid, Sevilla, Barcelona o la ciudad en la que desarrolle su actividad. El uso y contratación del catering se ha establecido como uno de los pilares para las celebraciones más informales o a las que se quiere dar un toque de modernidad y de cierto aire fresco.

El aumento de la contratación del catering ha supuesto, además, una innovación constante en el sector. Si antes se asociaba en seguida el catering a una serie de productos gastronómicos muy limitados –básicamente reducidos a canapés y tentempiés de rápida y fácil ingesta–, la actualidad denota una cierta sofisticación en la elaboración de los platos que se ofrecen al contratante. Ya sea una fiesta de cumpleaños, un evento de empresa o una celebración de una boda, el catering ha aportado una especie de giro a su catálogo en la mayoría de los casos. De la misma forma que los géneros se funden en las Artes, también se entremezclan en los servicios de catering (recuerden que hemos denominado a la gastronomía como un nuevo Arte). Así, la alta cocina se filtra con la comida rápida, los canapés con la elaboración artesanal de determinados platos, etc. El resultado es una constante innovación, una búsqueda incesante de la mejora de los servicios y del producto. El catering ya ha dejado de ser un Arte menor.

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