Cuando hablas de trabajar en el mundo del séptimo arte sueles provocar varias cejas levantadas y caras de incredulidad en la mayoría de contextos. A veces me imagino lo que pueden estar pensando esas personas y debe ser algo así como: “iluso”. Sin embargo, yo soy de los que piensa que quien la sigue la consigue y si otros han llegado hasta donde han querido ¿por qué yo no iba a conseguirlo?
Tengo 33 años y a base de esfuerzo y muchísima motivación tengo una larga trayectoria en el mundo cinéfilo. He trabajado como director de planos en varias producciones, pequeñas producciones la verdad, y este año, por fin, llega mi gran momento. Acabo de terminar el rodaje de un cortometraje que va a pegar fuerte, o eso pienso. Desde aquí, me gustaría dar las gracias a Discovery, quienes han dado el 100% para encontrarnos las localizaciones que necesitábamos para rodar las diferentes secuencias, y a Ilucine, quienes me han proporcionado todo el equipo de iluminación respondiendo a mis peticiones inmediatamente y sin problemas. Probablemente, sin la ayuda de estas grandes empresas no habría obtenido los mismos resultados.
Se trata de un cortometraje que, agarraos bien a los asientos, llevo rodando desde hace 5 años. Se trata de la vida de Ana, una niña a la que se diagnosticó el síndrome de asperger con 6 años y que ahora, con 11, está apunto de formarse con cursos para universitarios en el ámbito de la química. Probablemente estaría capacitada para iniciar la universidad pero la legislación española no se lo permite.
Mi musa
Conocí a Ana cuando tenía 5 años y supe inmediatamente que era especial. No sólo por su manera de comportarse sino también por lo inteligente que era. Empecé a salir con su madre y me enamoré también de la niña y ahora, aunque la pareja se ha roto, sigo queriéndola como si fuera hija mía y su madre y yo somos amigos y compañeros de vida para siempre.
Cuando nos dijeron el diagnostico nos hundimos, como familia, aquello fue un mazazo porque ¿qué significaba aquello? ¿Qué debíamos hacer? La incertidumbre y la impotencia se apoderan irremediablemente de todos los padres y tutores en esos momentos y te vienes abajo. Es algo inevitable. Pero luego tienes que reaccionar y aprender que ese niño o niña es alguien muy especial, impresionante y único, al que debes ayudar a crecer y por eso, con el permiso de toda su familia, inicié la grabación de este cortometraje documental. En él veremos la vida de Ana desde el mes siguiente a la noticia de su diagnóstico y veremos los altibajos por los que pasa toda la familia. La conoceremos a ella, a su sonrisa y a sus matemáticas, sus números y sus lógicas aplastantes y comprobaremos cómo su maravilloso cerebro es incapaz de relacionarse con normalidad pero es capaz de crear cosas maravillosas como hace con la química, su pasión y su arte. Una rama científica que probablemente se convertirá en su carrera profesional porque hasta los profesores universitarios alucinan con ella.
Hoy he escrito en Apadrina un Artista, pero no para hablar de mí, un proyecto de director de cine, no… para hablar de Ana, una artista en potencia que cada día nos sorprende un poco más a todos los que la conocemos.