¿Quién no ha tenido un sueño alguna vez donde llegaba a convertirse en un gran cantante, en escritor de novelas de éxito o en bailarín? Seguramente cualquiera de nosotros podría verse reflejado en ese niño o adulto que deseaba algo con todas sus fuerzas y lo persiguió durante mucho tiempo. Como fue mi caso, que deseaba ser periodista de fama y prestigio. Yo no lo conseguí, aunque ahora vivo tanto más feliz tras haber cambiado de sector y montar una franquicia de ropa infantil.
Y es que a veces todo es simple cuestión de suerte y pese a intentarlo muchas veces no lo conseguimos aunque pongamos empeño. Lo vemos en muchos padres, que ponen los medios para que sus hijos sean grandes deportistas, los llevan a competir a los torneos todos los fines de semana o les compran la raqueta de Rafael Nadal o las botas de Cristiano Ronaldo, pero bien por falta de talento o simplemente por los azares del destino no todo llega siempre a buen puerto.
Y el éxito en la vida no es realmente alcanzar este tipo de sueño de ser un artista del balón o la pintura, sino en saber vivir con lo que nos toca en cada momento y sin renunciar a la felicidad.
Como os decía, mi sueño desde muy pequeña era ser periodista. Veía a las presentadoras de noticias y aquellas que hacían grandes entrevistas por la radio y deseaba con todas mis fuerzas convertirme en una de ellas. Mis padres en este caso hicieron también el esfuerzo de mandarme a una de las mejores universidades para formarme en este campo y yo aprobé siempre con nota.
Pero la llegaba al mundo laboral fue muy complicada. Los contratos en el sector eran muy precarios. Comencé siendo una becaria de unos trescientos euros en un periódico de deportes y a los cinco años con contrato fijo apenas había hecho poco más que doblar mi sueldo. Y está claro que con tan poco dinero no se puede vivir. Uno necesita pagarse un techo, una comida, el transporte, la ropa y al menos los servicios básicos. Y cuando casi todo el salario se va en la hipoteca pocos más milagros puedes hacer para estirarlo.
Está claro que no me rendí a la primera y que busqué otras opciones, pero con la llegada de la crisis no me ofrecían mucho más en otros medios de comunicación y las jornadas eran intensísimas para tan poco dinero. Así que decidí reinventarme.
Cansada del mundo del periodismo y del poco reconocimiento a sus profesionales por parte tanto de la sociedad como de los empleadores, busqué la forma de montar mi propio negocio sin tener que romperme mucho la cabeza y un mundo en el que me ilusionase algo para volver a empezar.
Los niños son de esas personitas que en la vida te dan alegría, así que me decanté por una tienda de ropa para niños. Como en mi caso tenía muchas ganas y e ilusión pero poca idea del sector, opté por una franquicia. En este caso, una tienda del Grupo Reprepol.
El Grupo Reprepol es una compañía mayorista de moda infantil que si lo deseas te ayuda a montar tu propia tienda multimarca o una franquicia de ropa infantil, para la que encontrarás una amplia variedad de productos y artículos para los más pequeños del hogar, así como toda la información sobre sus marcas y tiendas.
Somos proveedores mayoristas especializados en la venta de artículos de moda infantil y te echan una mano, como yo necesitaba, gracias a su especialización como proveedores mayoristas de ropa infantil, que trabajan con los mejores fabricantes nacionales o internacionales para poner a disposición de sus clientes las colecciones más completas e innovadoras de la moda infantil.
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En Reprepol me asesoraron de manera totalmente especializada sobre lo que más podía interesar a mi franquicia de ropa infantil, ofreciendo marcas y productos muy competitivos, y ahora me encuentro muy feliz en nueva faceta de empresaria, donde disfruto con mi entorno y gano también para ser totalmente independiente de mi familia y hacer por fin girar mi vida alrededor de un trabajo que merece la pena y donde soy mi propia jefa.