Dice el dicho popular que en esta vida antes de morir hay que hacer tres cosas: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Pero nadie dijo en qué formato se debía se debían realizar ninguna de esas tres cosas (jardín, invernadero, bonsái, método natural, fecundación in vitro…). si nos referimos a la publicación de un libro, el auge de las ediciones digitales de los periódicos, de los ebook y de la traslación de lo escrito a una pantalla ha puesto de manifiesto cierta preocupación sobre la para muchos probable desaparición de la edición impresa. Sin embargo, parece un arte que está más vivo que nunca.
Las estadísticas así lo avalan. Probablemente por lo que significaba la novedad, las ventas de libros electrónicos ascendían y ascendían desde hace unos años para acá. Pero parece que esa tendencia comienza a estabilizarse. Y es que según el Pew Research Center, que estudia los cambios tecnológicos en la sociedad, el porcentaje de estadounidenses lectores de ebooks han subido, sí: de un 23 a un 28%, mientras que 7 de cada 10 estadounidenses leen en papel. Otros datos interesantes que aporta este informe es que solo el 4% de los adultos encuestados se declaran lectores exclusivos del ebook.
Y no es solo esta institución quien confía en la vuelta al protagonismo del papel. Nielsen, la conocida empresa internacional especializada en información de mercado, prevé que los libros impresos superarán las ventas de ebooks de ficción para este 2014, por lo que habrá una mayor distribución de libros impresos que de libros electrónicos. Además señala una caída en las ventas del libro electrónico.
De esta manera, editar un libro continuará siendo uno de los asuntos que el ciudadano medio podría tener en mente, por eso de cumplir el refrán y porque puede que un día cualquier sujeto se despierte con la inspiración en lo alto, le asalten mil recuerdos o en su cabeza se dibuje una historia.
Hay quien prefiere la poesía y desea editar un poemario, una antología o un conjunto de versos cuyo nombre ni siquiera ha pensado. Otros prefieren publicar un libro como Dios manda, una novela con sus personajes definidos, una trama entretenida y un final para todos los gustos. Los ensayos, las biografías y otros géneros que requieren un gran esfuerzo intelectual, tanto por parte del autor como por parte de los lectores, también tienen una cabida en el mundo editorial.
Lo primero, aunque parezca obvio, es tener preparado el contenido. Y preparado quiere decir existente físicamente. Es mucho más seguro que alguien requiera un texto que ya existe a uno que aún tiene que crearse. De modo que si la novela, el poemario, la biografía o el ensayo no están más que en la cabeza del autor, será mejor que tome forma y presencia lo antes posible.
Aunque editar un libro parece tarea complicada, lo cierto es que hoy en día se han abierto nuevas posibilidades. Existe la posibilidad de la autoedición, la cual puede apoyarse a través de varias páginas web, y las ideas que lanzan autores que ya se han autoeditado. También existen aplicaciones que permiten la creación rápida de un libro digital, perfecto para compartir entre amigos a través de los dispositivos lectores.
Sin embargo, si hay grandes aspiraciones, para empezar quizá lo más idóneo sea contar con el trabajo de una editorial que, previo pago, se encargue de todos los detalles como la maquetación, el marketing, la distribución de libros… Si es difícil reunir el dinero para esta opción, puede recurrirse a la técnica del crowfounding para editar un libro. O bien puede presentarse la obra a un concurso, cuyo primer premio será seguramente publicar el libro.
Algunos dicen que publicar un libro es como un parto. También lo dicen quienes finalizan su tesina o su discurso de ingreso en alguna institución importante. Pero lo seguro es que todo ello produce cierta satisfacción. En especial si la distribución de libros permite que un día paseando encuentres a algún joven en un café leyendo un libro con tu firma, unos adultos comentándolo y, por supuesto, en las estanterías de los centros comerciales. Todo es posible.