La pizarra es una roca metamórfica homogénea formada por arcillas compactas y se forma cuando los minerales de la arcilla que la integran, como la pelita, se transforma en mica o clorita. Se presenta generalmente en un color opaco azulado oscuro y se caracteriza porque se puede dividir fácilmente en lajas u hojas planas, es por eso por lo que se suele usar, tanto en cubiertas, como para escribir, si bien es cierto, que este último uso, tiene los días contados, ya que en las escuelas, ya casi no lo emplean, la mayoría se han modernizado y tienen tablets, ordenadores, proyectores o pizarras virtuales. Así, pues, la pizarra tradicional como elemento de escritura, está condenada a desaparecer, ¿o no?
Pues bien, todo apunta a que no, porque, no solo el sector hostelero la sigue usando para escribir el menú y lucirse con algún dibujito bien mono. Algunos artistas, han encontrado en la pizarra, el soporte ideal para plasmar una forma de arte efímero.
Kokuban āto, el arte efímero en pizarra
Los jóvenes de los institutos japoneses, aprovechan los descansos para dibujar, auténticas obras de arte en la pizarra. Esto es lo que se conoce con el nombre de kokuban āto (黒板アート), y en la actualidad, es tendencia en el imperio del sol naciente. En estas pizarras, se puede observar la enorme creatividad y el talento de los estudiantes. Maravillas echas con una simple tiza, a modo de pincel, y una pizarra, que hace de lienzo, obras de arte, que nunca deberían ser borradas, y sin embargo, se borran.
Personajes de Disney, de Ghibli, dibujos animados, manga, videojuegos, personajes de cómics, dibujos de cumpleaños, imágenes de la vida japonesa, etc. El único límite, la imaginación, que en los institutos japoneses, ha quedado claro que no falta.
Un dato curioso es que es precisamente a finales del mes de marzo, que se acaba el curso, cuando más dibujos hacen estos chavales, a modo de despedida. Esta es la forma de decirles a sus compis cuanto les echarán de menos y las ganas que tienen de volverlos a ver.
El arte en pizarra está ganando popularidad. De hecho, hace un par de años, uno de los pasillos subterráneos de la estación de Shinjuku (Tokio) se decoró con kokuban āto para promocionar la película Saki ni Umareta Dake no Boku.
La pizarra como elemento de escritura, de ayer a hoy
El uso de la pizarra como elemento de escritura no es nuevo, pero sí lo es, esta forma de arte efímero. Visto lo visto, parece que a la pizarra todavía le queda mucha vida. Las principales empresas pizarreras aseguran que su venta, sigue creciendo cada día, y no solo como material decorativo o de construcción, sino también para escribir. Así lo garantizan en Pizarras y Derivados, una empresa familiar con una larga trayectoria, que cuenta, a día de hoy, con la mejor pizarra del país. Sus pizarras, tienen múltiples aplicaciones, y pueden usarse tanto para cubiertas, como elemento decorativo o bien, como elemento de escritura.
En Española, Óscar Pérez es todo un artista del kokuban āto que se dedica a decorar las pizarras que ves en la e puerta de los bares y restaurantes del país y ha hecho, del menú, una auténtica obra de arte. «Es como la puerta de entrada de tu casa… tienes que dar una buena imagen», señala Pérez. En Australia o Estados Unidos, hace tiempo que está de moda, y aquí, esta moda es relativamente reciente. “En la artesanía y el arte existe una conexión con los demás. Creo que en los trabajos artesanos queda impregnada la esencia de una persona, la esencia del corazón, que es la misma que compartimos todos los seres. La belleza es algo que todos llevamos dentro y sabemos reconocer”. Apunta el artista.
La pizarra es un material atractivo, impermeable y muy resistente, por eso, desde siempre, se ha empleado, tanto para escribir, como para cubiertas, decoración o incluso en el arte funerario. Los usos de la pizarra, son múltiples y variados, por eso, nunca pasa de moda. La pizarra, hoy, se usa para servir la comida en bares y restaurantes, adornar el jardín o presentar piezas de joyería. Pocos materiales tienen tantos usos como este mineral y es a la vez, tan funcional como bello. Por más que pasen los años, la pizarra siempre estará ahí, porque su uso, es tan antiguo como el mismo ser humano, y por eso, lo acompaña a la muerte misma, y de ello han fe los antiguos monumentos funerarios.